El GALLINERO

Jesús Albarracín  |  12 de noviembre de 2018
Jesús Albarracín (GRJ)
Jesús Albarracín (GRJ)

La muralla Zirí del Granada

 

Granada era considerada una plaza prácticamente inexpugnable durante el auge del reino que llevaba el nombre de la ciudad. Las innovaciones arquitectónicas eran habituales, el interés por las letras, también. Durante la reconquista de la Península Ibérica por los distintos reyes católicos, algunos como Alfonso X o los propios Isabel y Fernando sabían que Granada sería la última plaza a batir y así resultó ser después. Para defenderse de los católicos, algunos como Al-hammar ya habían tenido en consideración levantar construcciones donde los romanos las habían asentado siglos atrás. La colina de la Sabika fue donde se levantó la Alhambra, mientras que antes, en el barrio del Albayzín, ya se habían trabajado asentamientos bélicos y defensivos para evitar la invasión del enemigo. En nuestros días, las murallas que visten y rodean a este barrio de la capital granadina siguen tratándose de las más antiguas de la ciudad. Grandes muros de mampostería reforzados con piedra y ladrillo. Muchos de ellos pertenecen al período Zirí, del siglo XI, y otros al posterior Nazarí, del siglo XIV.

El Granada Club de Fútbol tenía esta temporada el mismo compromiso que el de los últimos reyes musulmanes del extinto Reino de Granada, mejorar la defensa y evitar seguir encajando goles. La pasada campaña el equipo granadino terminó con 50 goles en contra, el equipo más goleado de la zona media – alta de la tabla detrás del Real Valladolid (55) e igualado con el CD Tenerife. Este curso solo suman ocho goles encajados en 13 jornadas, dos más que la AD Alcorcón que hasta hace bien poco ostentaba el título de ser el equipo europeo menos batido. Para entender estos números basta con recordar que el equipo de Diego Martínez acumula siete jornadas con su portería a cero. El entrenador gallego comenzó esta temporada con algunas dudas en cuanto a la composición de su defensa, a la que primero entró Quini como lateral derecho y Víctor Díaz en el centro de la zaga junto a Germán Sánchez. Hoy en día parece inamovible la pareja de centrales que forman Germán Sánchez y José Antonio Martínez. Uno es la muralla ‘Ziri’ del Granada, mientras que el otro es la muralla Nazarí. La razón es sencilla: Germán se ha hecho valedor de ser uno de los líderes del equipo, experimentado a sus 32 años y con él sí ha empezado todo.

El juego del Granada siempre empieza desde atrás. Las decisiones en cuanto a la salida del balón suelen ser precisas y la anticipación, un éxito. Es evidente que todos los equipos pueden tener partidos con menos acierto defensivo, aunque no es el caso del gaditano Germán. En 13 partidos, todos como titular, el central se ha rehecho a sí mismo, ha recobrado la confianza que pareció perder hacía solo un año atrás en la que no contaba de igual modo con el respaldo de José Luis Oltra. Ahora es un seguro en el juego aéreo, en ataque y defensa. Es un coloso sin llamas, una roca anclada en los esquemas de Diego Martínez. Responsable de que su equipo sea casi imbatible, un cuadro infranqueable. El Granada ha entendido que todo debe empezar desde atrás, con la seguridad que se requiere. Y la muralla Zirí se mantiene firme, rígida ante el paso del tiempo, segura y titánica. Germán es la muralla que el Granada necesitaba para dejar de ser una plaza provista de vulnerabilidad, para evitar ser conquistada. 

@JesAlbarracin 


 
 
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