Queda Partido

La Rueda

Julio Franco  |  24 de noviembre de 2023
Julio Franco (GRJ)
Julio Franco (GRJ)

Qué satisfacción sentiría cualquier profesional que busca trabajo, al encontrarse con una empresa donde se llevan a rajatabla los procedimientos de contratación y selección. Imagínense, un lugar en el que prime tu formación, tu experiencia, tus capacidades, tus inquietudes o tus proyectos por encima de cualquier otra cosa. Donde se sienten en frente de ti, te analicen, te escuchen, te observen y sean necesarios más encuentros para culminar ese proceso. Donde dé lo mismo tu procedencia, lo que has hecho en ámbitos cercanos, por quien o quienes vienes recomendado o incluso lo que lograste en otra vida. Imagínense qué sensación. 

Pero no, la vida funciona de otra manera, y como no iba a ser distinto, también el fútbol. Este, posee sus propias reglas, configuradas por quiénes más influencia ejercen en el día a día sobre él o a lo largo de los años. El fútbol pertenece y es de quien es, y está hecho de la manera que está hecho. Sin embargo, algunos, seguimos empeñados en tratar de cambiarlo, para que no continúe siendo lo mismo de siempre. Seguro han escuchado, y en más de una ocasión, la famosa frase de la rueda en fútbol, esa a la cuál si no perteneces, te conviertes automáticamente en un incapaz sin posibilidades. Estar en la rueda debe significar, por ejemplo, estar entrenando, estar metido de lleno en el día a día de este deporte, pasearte por los campos viendo diferentes partidos, dejarte ver por algún que otro congreso o conferencia, etc…

Pues bien, es mentira. Olvídenla. No existe. Ni ruedas ni todo lo bien que lo hagas te llevarán al lugar que pretendes alcanzar. Lo que sí que lo hará serán los contactos, esa asignatura que olvidaron los cursos, grados y diferentes masters, y que resume todo a la perfección. Si no eres alguien en la vida de esa persona que toma la decisión en un determinado lugar, jamás podrás acceder a él. No te esfuerces en querer pensar que se fijarán en ti o que captarás su atención. Si no supones algo más, no eres nadie. Y esto es así porque día tras día vemos que todo se configura de la misma manera. Clubes llenos de amigos, amigos de amigos o conocidos de esos amigos. 

 

Se dice mucho que, si tienes la posibilidad de configurar un grupo de trabajo, lo hagas con tu gente, con los de tu confianza, por aquello de la importancia de los vínculos personales en lo referido a lealtad y obedecimiento. Pues pienso y sostengo que es el mayor error que se puede cometer. La idea fundamental tiene que ser rodearse de los mejores. Tal cual. Y aquí ya cada uno, o quien tenga la suerte de poder configurar un grupo humano, que interprete eso de la mejor manera posible, sobre todo para los intereses de la organización a la que representan y no para los suyos propios. Está claro que caben muchas lecturas en este planteamiento, como la de identificar quién es el mejor o qué es lo mejor. Sin embargo, considero que, dentro de cada ámbito de la sociedad, a pesar de los conflictos personales que puedan existir, conocemos y observamos a los distinguidos, a los aventajados, es decir, los que están un pasito por encima del resto; de la misma forma, identificamos también, a quienes están en un lugar por ser quiénes son, antes de por lo que significan como profesionales o personas. 

Resulta duro y frustrante ver como cada año se sigue hablando de los mismos, esos que ocupan banquillos y direcciones deportivas hagan lo que hagan y consigan lo que consigan. Les basta con hacerlo bien una vez, si es que lo consiguen, para vivir de ello los años que precisen. Porque no se trata de que están ahí, sino de que son quienes son. Y esto, jamás debería prevalecer. 

Honremos, primemos y aupemos al bueno, al trabajador, al profesional, al formado, al metódico, al inteligente, al emocionalmente preparado, al inquieto, en definitiva, al capacitado, ese que lo tiene todo y solo necesita de ese empujoncito (o más de uno) para llegar e instaurarse en los lugares más privilegiados, donde la excelencia es el primer y único requisito. Porque esa responsabilidad debe existir en cualquier colectivo, procurar que los mejores alcancen el lugar para el que han nacido. 

 

 
 
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